28.12.11

Valkirias

Cada una empezó por su cuenta en el mundo de la danza, con idéntico resultado: nadie quería saber nada de bailarinas de más de 1000 kilos. Todo cambió el día que las tres se juntaron en un casting y se dieron cuenta de que no estaban solas. Fue el momento en que decidieron que, si nadie les daba trabajo, ellas se lo darían a sí mismas.

Pronto fue evidente que no podrían hacer un espectáculo normal y corriente. Nadie iría a ver cómo hacían de cisnes, princesas o dulces damiselas. Ellas eran algo más. Debían hacer algo distinto. Por eso montaron la compañía de danza de las Valkirias. Serían diosas guerreras de la danza y actuarían como tal.

Tras meses de duro trabajo se decidieron a mostrarlo. Sólo un teatro quiso saber de ellas. Pequeño, situado en el centro de la ciudad, el Valhalla había sido magnífico en el pasado, pero la crisis y la edad lo habían degradado y ya muy pocos artistas querían actuar en él. Las facturas señalaban una única salida: cerrarlo y venderlo al mejor postor. Aquella sería la última representación si no ocurría un milagro.

La noche del estreno todo eran nervios. Entre nostálgicos del Valhalla y amigos y conocidos de las bailarinas habían conseguido llenar. Sería un buena recaudación, pero no lo suficiente para evitar el cierre, si no se repetía.

Se hizo el silencio y la oscuridad inundó la sala. Las Valkirias asaltaron el escenario al son de Wagner y, durante una hora, contaron la historia de una diosa que luchaba contra sus hermanas y su propia esencia para darle unos días más de vida a un guerrero moribundo. Hubo risas, lágrimas, emoción y, como cierre, una enorme ovación.

Aquella mañana fueron a mirar los foros especializados, que marcarían el destino del teatro y de la compañia.

"El baile de las Valquirias es como ver un cuadro de Botero en movimiento."
"Tan gráciles como plumas, tan contundentes como terremotos."
"Poderoso y sutil. Titanes haciendo pajaritas de papel"

El espectáculo estuvo en cartel tres meses, siempre lleno, antes de empezar una gira nacional y el Valhalla pudo cerrar con dignidad. De alguna forma, el milagro de las Valkirias se hizo realidad.

Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio

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